domingo, octubre 16, 2005

EL viaje mas largo

Recuerdo bien que fue el primer dia de septiembre en que unos de mis mas estimados profesores y codirector de tesis, me hizo un anuncio en su oficina que me sacó de equilibrio. Después de haber recibido una llamada me dijo sin mas: "Tsssss, te vas a Portugal". En la oficina habíamos 5 personas y yo francamente no sabía qué decir. Por un lado estaba muy contento de visitar otro país y continuar con mis exposiciones de mi tesis doctoral, pero también me preocupaba bastante el hecho de que se tenía que arreglar un viaje en menos de 9 días ya que el congreso CAIP 2005 a celebrarse en Vila Real, Portugal comenzaría el dia 12 del mismo mes. Me estresé bastante, como lo pudieron constatar las personas con las que platiqué en esos dias. Y es que tengo un gran defecto o trauma, ya que cualquier tipo de arreglo quiero terminarlo con tiempo, no me gusta dejar las cosas al final. Pues bien, ya con el estrés encima, mi director de tesis (que estaba en la oficina) se encargó de hacer los arreglos del viaje. La opción mas viable fue hacer un viaje multiescala para llegar a Lisboa.... ¡Si, a Lisboa! de ahí en adelante me las tendría que arreglar como pudiera para llegar a mi destino final: Vila Real a 400 Km. al noreste de Lisboa. La primera opción era tomar un avión a Porto y de ahí un camión a Vila-Real. Otra opción era tomar un tren de Lisboa a Porto y de ahí un camión a Vila Real. Luego, mi estimado colega Andreas Bohn quien actualmente estudia su postdoctorado en la Nueva Universidad de Lisboa y a quien tuve el placer de conocer en Dresden, me propuso la opción que mas me convenció: él me esperaría en el aeropuerto de Lisboa y posteriormente me acompañaría a tomar un camión directo de Lisboa a Vila Real con tiempo de recorrido de 5 horas.

Andreas, Yo y Gonzalo Robledo en la Universidad Tecnológica de Dresden
¡Saludos Andreas y Gonzalo!


Además de la presión del viaje, me sentía un poco triste. Y es que, curiosamente el 31 de agosto me habían dicho que tenía un error bastante grave en mi tesis y que por lo tanto tenía que reestructurarla y corregir algunos artículos que ya se habían sometido a revisión. Así que digamos que los nervios en mi persona estaban a su máxima expresión. Y por si algo faltara, tendría que estar volando para el día 11 de septiembre.
Finalmente, se llegó el día del viaje. Me levanté a las 5 de la mañana del día 10 y de Guadalajara viajé a Dallas, posteriormente a Chicago y luego a Zurich. Llegué a Suiza a las 9:30 de la mañana (para mí eran las 2 y media de la madrugada del domingo 11) y corrí un buen tramo del aeropuerto hasta poder llegar a la puerta de donde saldría mi vuelo en conexión a Lisboa. Justo llegaba a la puerta A-63, lo recuerdo muy bien, cuando vi que desprendían el "gusano" que tenía al avión conectado a la terminal aérea. Yo, pensé que todavía lo podía abordar y les pregunté a las encargadas que si lo podía hacer, que ahí estaba el avión y... no se pudo hacer nada. Perdí la conexión. Sinceramente, al ver mi itinerario de viaje pensaba que la podía perder pero yo
prefería no pensar en eso.
Me encontraba completamente solo en un país desconocido con un grave problema. Un poco desanimado por lo sucedido y porque ni siquiera sabía cuanto mas duraría mi viaje hacia Vila Real, ubiqué el transfer desk mas cercano y expuse mi problema. La señorita que ahí me atendió se portó maravillosamente bien y trató de arreglar mi viaje. Nunca sabré su nombre y quizá nunca la volveré a ver, pero le agradezco muchísimo la ayuda tan amable que ese día me concedió. Me puso en lista de espera para el próximo vuelo a Lisboa que saldría en 4 horas y que en ese momento tenía todos los asientos reservados. Llegué puntual a la puerta C-20 para tomar el vuelo y ya todos los pasajeros con boleto habían abordado el camión que los llevaría al avión y yo, ya me había hecho a la idea de que iba a pasar una noche en Zurich, cuando de pronto me vocearon, me dijeron que habían cancelado dos boletos y así, otro señor y yo nos "colamos" hacia Lisboa. Sentí un alivio inmenso, una sensación que no puedo describir y justo en esos momentos vi mi reloj y me di cuenta de que llevaba 24 horas continuas de viaje. Pero aún hacía falta...
Ese vuelo, sin problemas. 3 horas de Zurich a Lisboa. Los oficiales portugueses de migración me hicieron llenar una forma entrada-salida (al igual que hacen los gringos) y se portaron un poco sangrones. Me dijeron que si no regresaba la forma de salida tendría problemas para regresar a mi país. Así que esa forma pasó a ser prioridad. Posteriormente, rogué a Dios para que mi maleta llegara bien pues la última vez que la vi estaba en Chicago. Afortunadamente no hubo ningún problema y cuando vi mi de nuevo maleta pensé en mi familia. Antes de que me llegara la nostalgia, me apresuré a tomar la salida. Obviamente ya no estaba Andreas, así que solo me quedó tomar un taxi a la estación rodoviaria (central de autobuses). Para esas horas, yo estaba preocupado por otra situación.
Había revisado con anterioridad los horarios de salidas de camiones a Vila Real y el último salía a las 4 de la tarde, de tal forma que si no lo alcanzaba me quedaría en Lisboa y lo peor: no expondría mi trabajo en el congreso pues mi exposición estaba programada para el lunes a las 11 de la mañana. Para que ustedes estimados lectores, se den una idea de la presión que tenía encima, déjenme comentarles que salí del aeropuerto de Lisboa a las 3 de la tarde con 5 minutos. Todavía tendria que hacer fila para tomar el taxi, lo cual me costó 15 minutos así que si la estación de autobuses estaba a mas de 40 minutos del aeropuerto yo estaría al borde de la nervios si no es que ya lo estaba. Pero afortunadamente no fue así. Entre el aeropuerto y la estación distaban solo 15 minutos. Si, solo 15 minutos, pero... me faltaban 5 horas de viaje...
Cuando llegué a la rodoviaria de Lisboa, sentí que el portugués difería enormidades del castellano ya que al momento de comprar mis boletos y fijar la fecha de mi boleto de regreso, el vendedor no me entendía. Yo quería retornar el viernes, así que le decía: "paaraa eeel viierrrneesss" y entonces él hacía unos gestos bastante simpáticos indicándome que no me comprendía. Luego, recordé que había tomado un curso express de portugués en internet antes de partir, y que los días entre semana en portugués se decían de forma bastante distinta al castellano. Pero también recordé que el sábado y el domingo seguían siendo "sábado" y “domingo” así que el problema se solucionó cuando le dije que quería el boleto para: "un dia antes que el sábado". Con una amable sonrisa el vendedor me dios los boletos y me dijo: “ah vernes... es sexta”. Si, sexta-feira de hecho. El lunes es segunda-feira, el martes es tercia- feira y así hasta el viernes.
En el trayecto Lisboa-Vila Real, el camión hizo tres paradas importantes. La primera de ellas en Fátima. Si, el famoso poblado en donde se apareció la virgen (ahora con advocación de Fátima) a tres niños pueblerinos portugueses entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917 para revelarles tres secretos. Los dos primeros fueron revelados enseguida por los pequeños, en cambio el tercero fue revelado en la cueva de Iria Fátima (que vi de lejos) y mucho tiempo después fue sellado y enviado en carta al papa Juan XXIII quien lo leyó en 1980. Dicen por ahí que cuando el papa pudo leerlo pasó varias noches sin dormir e inclusive sufrió alguna enfermedad. Finalmente, el 13 de mayo de 2000 el secreto fue hecho público por Angelo Sodano a petición de S.S. Juan Pablo II. Éste secreto puede ser leído en: www.profeciasyprofetas.com/profecias_fatima.php con comentarios del ahora papa Joseph Ratzinger.


La estación rodoviaria de Fátima

La segunda parada fue Coimbra. La tercera ciudad portuguesa en importancia. Pude apreciar una gran infraestructura vial y ferroviaria. Luego, en el trayecto a la última parada, pude apreciar como es que los incendios portugueses que tanto eco tuvieron a nivel mundial, fueron en verdad grandes y severos. Se podía apreciar cientos de árboles "grises" o con la parte baja quemada. Yo en ese momento estaba exhausto, lo recuerdo bien y lo único que me reanimó un poco fue escuchar la canción de "Everybody´s Changing" de mi grupo favorito KEANE (del cual próximamente publicaré un post) en el camión, que por cierto era muy cómodo e iba prácticamente vacío. La última parada antes de llegar a Vila Real fue Viseu. Un pueblecito muy bonito, en medio de la montaña al parecer con bastante turismo pues había demasiados anuncios de hoteles reconocidos al llegar ahí.

Y luego finalmente hacia Vila Real. Eran las 9 de la noche del domingo 11 de septiembre cuando estaba llegando a mi ciudad-destinop. Sin embargo, duramos una media hora varados a la entrada de la ciudad debido a un fuerte accidente automovilístico. Al parecer una volcadura se había producido en uno de los puentes que están a las entradas. Así que después de sortear este último problema y tras 34 horas y media de viaje continuo había llegado a Vila Real. Ha sido sin duda, el viaje mas largo de mi vida.