LA CASA DE LOS CHIQUILLOS
El sábado pasado por fin tuve la oportunidad de apreciar: "La casa de los cuchillos" (Shi mian mai fu, 2004), la más reciente creación de Zhang Yimou, director de origen chino, nacido en Xi'an en 1951 y perteneciente a la llamada "quinta generación" del cine chino, la cual revolucionó al séptimo arte en ese país.
Yo, había quedado prendado de la vertiginosidad y la hermosa factura visual de la anterior película del director: Héroe (Yingxiong, 2002), la cual por cierto fue producida por el gran Quentin Tarantino. Mi novia por su parte, había decidido acompañarme a ver "La casa de los cuchillos" porque quedó maravillada cuando vio en región 1 (en una de las tiendas más famosas de la ciudad para comprar DVD de importación) una de las primeras escenas de la cinta en la cual Mei (Ziyi Zhang, la inolvidable "Jen Yu" de la película "El Tigre y el Dragón" y futura protagonista de "Memorias de una Geisha") entra en un juego (llamado "juego del eco") en el cual ella trata de repetir los sonidos emitidos por tambores, los cuales han sido golpeados por algo así como piedras, con ayuda de acrobacias y baile.
Fuimos a los recién remodelados cines de Plaza Arboledas a la función de las 6:05 p.m. y parecía que todo iba a transcurrir en calma puesto que no había mucha gente en la sala. Sin embargo, sufrimos de las más grandes barbaridades que se puedan cometer dentro de una proyección cinematográfica. Justo al inicio de la cinta, la pareja que estaba detrás de nosotros (habiendo tanto espacio) empezó a comentar la película como si estuvieran en la sala de su casa. Ante esta adversidad, mi novia y yo nos cambiamos de lugar. Mala suerte de nuevo. A los cinco minutos llegaron unos mosalvetes y se postraron en los asientos traseros de nuestra nueva posición. Se la pasaron platicando, jugando, etc. No hubo problema, decidimos cambiarnos de asiento otra vez. Y la mala suerte nos siguió, pues al costado izquierdo, dos pubertas (una de las cuales dijo entre sus tonterías: "Ay, esos japonesitos y sus jaladas") no pararon de reir en la función. Y no se acabó la mala suerte, pues aquellos mosalvetes de los que logramos huir, nos arrinconaron de nuevo por atrás (y en el pasillo, como si no hubiera lugar) con sus sandeces. Estuvimos a un instante de perder el control.
Cuando las luces se encendieron, una mezcla de ira e impotencia se apoderaron de mí. La verdad, aún no logro explicarme como es que la gente no respeta los espacios. Yo entiendo que los adolescentes necesitan cotorrear, "echar relajo", pero ¿por qué diantres no lo hacen afuera de la sala de cine?, ¿por qué tuve que soportar a esos chiquillos?, ¿qué se puede hacer para evitar estas situaciones tan desagradables?.
Bueno, a decir verdad todas las perturbaciones sonoras durante la proyección las pude haber soportado, pero lo que si no soporté es que por ahí escuché que un chavito dijo: "Chin, me equivoqué, la película que queríamos ver era "La casa de Cera"". Opppps...... todavía se me revuelve el estómago.
3 Comments:
No estan mejores las salas Millenium, en terminos de gente mas respetuosa...o bien las del Centro magno?
...El año pasado ví la de Hero y solo me gusto la fotografía que tiene.
Saludos,
Que tal Cancun?...Pooo...OOst, POOO...OOOOst!
Muchas gracias por tus comentarios Mario, y por estar siempre al tanto de este humilde post.
Cancun.... ENSEGUIDA
Fotos muy perras eh!!!!!!.
Saludos
Cuando yo vivía en Guadalajara lo que hacía era ir a una sala de cine cómoda (que por desgracia siempre están en centros comerciales) pero a la función de las 11 am del domingo. Siempre éramos menos de 10 personas en la sala. Una vez hasta vi una película solo.
Inténtalo un día.
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